Los nuevos retos de la arquitectura

«La solución para los arquitectos es la rehabilitación». Es la sugerencia del decano del Colegio de Arquitectos de Asturias, Alfonso Toribio, para «tener trabajo» en tiempos de crisis en un país en el que el 20% de las intervenciones arquitectónicas son rehabilitaciones frente al 60% de media en Europa. Los datos los ofreció Toribio en la mesa redonda organizada en el marco de AlNorte en la Escuela de Arte de Oviedo bajo el nombre ‘El arte de habitar. Nuevos retos ante la crisis’.

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Arquitectura en (tiempos de) Crisis

Hace un par de meses, cuando hablábamos del nuevo escenario que se nos plantea a los Arquitectos en tiempos de crisis, planteaba 3 puntos principales a revisar: 1. La calidad de la enseñanza de Arquitectura, 2. El perfil de los arquitectos que se está formando, y 3. El campo laboral de nuestra profesión. Ahora que la crisis ya no es pura ficción y hemos visto como varias oficinas de Arquitectura en Chile han comenzado a reducir su tamaño, me parece que es un buen momento para profundizar en el tercer punto y evaluar las inmensas posibilidades que tenemos los arquitectos de ampliar nuestro campo laboral mediante innovación, ingenio, emprendimiento y creatividad, pero sobretodo rompiendo los paradigmas de lo que debiera, o no, hacer un Arquitecto.

En el Post sobre Arquitectura en tiempos de Crisis, yo planteaba que la ciudad tiene muchísimas más necesidades que simplemente casas y edificios (que es lo que aprenden la inmensa mayoría de los arquitectos en Chile), además es necesario diseñar los espacios públicos, las calles, las veredas, las plazas, los parques. La ciudad hay que planificarla, regularla, discutirla, normarla etc. Pero en casi ninguna escuela se enseña a eso… Lo lógico sería que se formaran Arquitectos-Paisajistas, Arquitectos-Diseñadores Urbanos, Arquitectos-Planificadores, Arquitectos-Reguladores, Arquitectos-Especialistas….

Este último tiempo he seguido dándole vueltas al tema, y creo que la “Industria” de la Arquitectura es muchísimo más amplia e interesante de lo que nos imaginamos, y claramente debería de ser mucho más diversa y robusta de lo que actualmente es. Pero creo que el problema para que esto ocurra es que hay una gran cantidad de prejuicios y paradigmas que aprendemos (sobre todo en nuestros tiempos universitarios) sobre lo que un Arquitecto-debiera-de-ser que impiden que muchos Arquitectos exploren distintas áreas laborales sin sentir que se están saliendo de lo que se espera que hagan.

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La Arquitectura Futurista

En 1914, Antonio Sant´Elia afirmó:

«Los caracteres fundamentales de la arquitectura futurista serán la caducidad y la transitoriedad. Las casas durarán menos que nosotros. Cada generación deberá fabricarse su ciudad.»

El Futurismo, movimiento artístico que disfrutó de una ventajosa situación respecto al resto de las vanguardias, principalmente en su vertiente pictórica, se interesó por el futuro de la ciudad entendida más allá de su mera concepción formal. Asimismo, planteó un proyecto de renovación formal de todas las artes, considerando de igual modo la arquitectura.

En Arquitectura Futurista, Juan Agustín Mancebo, profesor doctor asociado de la Universidad de Castilla-La Mancha, acerca al lector a través de un magnífico ensayo a la época en la que las tendencias de vanguardia determinaron un ambiente proclive a nuevas investigaciones y propuestas en un mundo que se transformaba radicalmente.

Desde la aniquilación de las ciudades del pasado a las propuestas de Sant’Elia y Chiattone, hasta las ideas de los arquitectos del segundo futurismo que entroncaron con los parámetros iniciales del racionalismo, este ensayo constituye una mirada pormenorizada sobre algunos de los proyectos utópicos más apasionantes que han configurado el extinto siglo XX.

El Manifiesto Futurista publicado por Marinetti en Le Figaro, con el que se inaugura una de las más complejas manifestaciones vanguardistas lamentablemente lastrada por sus adscripciones políticas, supone el primer paso de lo que el paso del tiempo ha confirmado como una preclara visión: la exponenciación del clásico tempus fugit fruto del progreso tecnológico.

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