La cultura del Ladrillo.

En España se ha llevado siempre lo de la vivienda en propiedad.

El alquiler se ha venido considerando sólo como una segunda opción, salvo por una minoría de la población autóctona y por una mayoría de inmigrantes.

En los últimos meses se está produciendo una mayor aceptación del alquiler, debido a:

– los altos precios de venta de los pisos nuevos y de segunda mano.

– los altos tipos de interés, que provocan una difícil financiación para la compra de vivienda,

– la crisis económica, que provoca falta de liquidez en algunos propietarios que necesitan obtener ingresos de inmediato.

– las alternativas de promotoras inmobiliarias, ofreciendo nuevas fórmulas como el alquiler con opción a compra,

– las ayudas de emancipación del gobierno.

Sin embargo , aunque se haya incrementando tanto la oferta como la demanda de alquileres, siguen saliendo datos y noticias contrarias a esta tendencia:

– El número de juicios por impago de alquileres es el más alto de la última década y los alquileres con cláusula contra impagos se triplican.

– En España hay cerca de tres millones de casas vacías.

¿Porqué somos así?

Los propietarios:

– temen que los inquilinos destrocen los enseres y muebles de la vivienda, la ensucien o la deterioren.

– piensan que en la vivienda habitarán más inquilinos de los pactados, que se introducirán mascotas.

– tienen miedo a que no se pague el alquiler, a que los inquilinos puedan permanecer 2 años sin pagar la cuota mensual hasta que se celebre un juicio por impago.

Los inquilinos:

– piensan que están tirando el dinero en vez de invertir en la compra de una vivienda.

– piensan que los precios son exageradamente altos.

¿Es un buen momento para comprar vivienda?

Esta la pregunta lanzada por Inmoblog a principios de Junio de 2008, a la que los lectores están respondiendo con una mayoría de «NOs» (un 65% opina que no es el momento adecuado para la compra de vivienda).

El mercado no absorberá el millón de pisos sin vender hasta el año 2012

Tres años. Este es el tiempo que tardará todavía el mercado de la vivienda en absorber el millón largo de pisos construidos en los últimos años que están sin vender. Lo dice un reciente estudio publicado en Información Comercial Española (ICE), revista editada por el Ministerio de Industria.

El estudio concluye que «en el peor de los escenarios considerados, el ajuste del sector no sería posible hasta el segundo trimestre de 2012». Para llegar a esta conclusión, el profesor Daniel Fuertes -autor del estudio- parte de una premisa: el exceso de oferta respecto de la demanda real se sitúa, según las fuentes estadísticas utilizadas, entre un mínimo de 896.000 viviendas (Colegio de Registradores) y un máximo de 1,30 millones (datos de la Encuesta de Condiciones de Vida).

Como se observa, un número importante de viviendas que difícilmente puede absorber un mercado a la baja que entre 2004 y 2007 -los años del boom- nunca fue capaz de superar los 400.000 pisos vendidos. En concreto, el promedio anual de compraventas osciló entre 390.000, según el Colegio de Registradores, y 360.000, según las estimaciones del Ministerio de la Vivienda. Eso quiere decir que en algunos años del boom apenas se vendió la mitad de los pisos construidos, lo que ha alimentado la formación de una burbuja no sólo de precios, sino también de oferta.

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La «Paradoja» del Propietario

Te has comprado un piso, han pasado tres años y ahora su valor de mercado es un 40% más. Estás contento porque ahora, en vez de venderlo por los 120.000 euros que te costó lo venderías por unos ¡168.000!. Pero, ¿sabías que si lo vendes para financiar la compra de a otro más caro estás perdiendo dinero?. A veces mucho dinero.

Una evolución frecuente de alguien que ha comprado un piso en los últimos años es que al cabo de un tiempo, pongamos, por ejemplo, 5 años, decida adquirir algo más grande. Las razones son varias, aumento de renta, querer vivir con más amplitud, o una muy chillona: los críos.

Imaginemos una pareja que compró un piso en el año 2000. Les llamaremos los Pérez. Pagaron por el piso 120.000 euros, pero en el año 2005 esa pareja tiene ya dos chavalines y decide mudarse a un piso mayor, haciendo lo que la mayoría de las familias hacen: Vender el piso actual para financiar parcialmente la compra del nuevo.

Debido a una excepcional época de incrementos del precio de la vivienda el piso que compraron en el 2000 ha tenido un incremento del 50%, y por él les dan nada menos que ¡180.000 euros!. Los Pérez están muy contentos. Ahora bien, el piso que quieren comprar costaba en el año 2000 unos 200.000 euros, y, al tener un incremento similar, del 50%, ahora piden por él 300.000.

El dinero contante y sonante que tienen que aportar (bien sea en efectivo o con hipoteca) en el 2005 por la diferencia de precio entre un piso y otro es: 300.000 – 180.000= 120.000 euros. Sin embargo, si el precio de la vivienda se hubiera mantenido estable durante esos años aportarían: 200.000 – 120.000= 80.000 euros.

Conclusión: debido al alza de precios, los Pérez deben aportar nada menos que 120.000-80.000 ¡¡40.000 euros más!!.

No hace falta decir que éste es un caso de lo más frecuente. Es decir, siempre que se venda una propiedad para poder comprar otra de mayor valor financiada parcialmente con la primera que se adquirió, la subida del precio de la vivienda es perjudicial, los porcentajes de subida de precios lógicamente no serían iguales para las dos viviendas, pero sí aproximados, por lo que el ejemplo sirve igual.

La paradoja es que en este caso, llamémosle «mejora de vivienda», lo que realmente sería interesante como propietario es: ¡que la vivienda BAJE!…

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Como subarrendar una vivienda

El subarriendo, o lo que es lo mismo, que un inquilino alquile parte de la casa a otras personas, es una práctica cada vez más extendida. Es algo que se produce, sobre todo, en las grandes ciudades, en las que el precio de los alquileres es más elevado y en donde se da una mayor concentración de personas que se ven obligadas a compartir piso. Se trata, según indican los expertos, de una realidad que tiene dos caras. De un lado, es el único modo que tienen algunas personas de poder disponer de una vivienda; la actual situación del mercado inmobiliario y, en concreto, el del alquiler, que ofrece escasa oferta y a precios desorbitados, hace que muchas personas lo tengan muy difícil a la hora de acceder a una vivienda, por lo que no es algo excepcional que un joven arriende una vivienda y, a su vez, decida alquilar alguna de sus habitaciones a otros, con el fin de compartir gastos. Esta práctica también es cada vez más común entre los inmigrantes. Tanto el arrendatario como los subarrendados comparten el precio del alquiler, con lo que el coste mensual es más llevadero.

Una segunda cara, ésta más problemática, se encuentra tras la figura del «arrendatario especulador», la persona que alquila una vivienda y que, a su vez, subarrienda sus habitaciones a otras, con lo que puede incluso llegar a obtener unas cantidades superiores al precio de alquiler del piso. Es una manera de que el coste de vivir en la casa le salga casi gratis, pero esta situación suele traer consigo problemas, especialmente para el propietario del inmueble.

Con permiso del propietario

¿Es el subarriendo una práctica legal? Según la ley, sí puede hacerse, pero la introducción en la vivienda de terceras personas, ajenas al contrato de arrendamiento, exige el cumplimiento de una serie de requisitos de tipo legal. La primera y más importante de estas condiciones establece que, a menos que se especifique en el contrato, el subarriendo está prohibido. La legislación, en cambio, permite el subarriendo siempre y cuando el propietario del inmueble haya dado su consentimiento expreso y por escrito. Los expertos señalan que esta prohibición se suele hacer en el 98% de los casos. En la práctica, los propietarios tienen miedo de que, si consienten el subarriendo, su vivienda se llene de personas a las que no conoce y con las que no tiene ninguna relación contractual directa, lo que, a la larga, puede ocasionar problemas de convivencia con otras personas del inmueble o daños en la vivienda de los que los inquilinos no vayan a hacerse responsables…

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Food in Loft: vende un piso a través del estómago

Muchos de vosotros habréis comprobado como, cuando llevasteis a cabo el proceso de compra de vuestro coche, el comercial insistía en que lo probaseis. Quería que lo tuvieseis en vuestras manos, que lo probaseis, que lo sintieseis. Se que hay excepciones, que en años de boom siempre existe el típico comercial que pretende que lo compres por catalogo sin verlo, pero no es normal ni lo recomendable. Una de las primeras enseñanzas de un comercial insiste precisamente en acercar el producto al potencial comprador. Aunque no vaya a ser su usuario final.

Pues bien, me gustaría recomendaros esta práctica a la hora de llevar a cabo una venta. Pensad en como podéis hacer que el cliente sienta, se aproxime, toque el producto, evitando así el tenerlo en su mente como un valor abstracto asociado a unos costes/beneficios. Aprovechad el marketing de sensaciones. Alguno pensará que para su producto es difícil. Seguramente. O seguramente no, y no hay más que ver como se desarrolla en el mercado inmobiliario.

Loft in Spain, una inmobiliaria especializada en el concepto loft ha hecho una puesta innovadora: ha transformado su piso piloto (o showroom, como lo que queráis llamar) en un lugar donde celebrar un catering, a través del programa Food in Lofts. Se trata de una propuesta rompedora, que puede llegar a generar un tráfico de gente que inicialmente no estaba interesada en una adquisición inmobiliaria, pero que responde a un publico objetivo muy interesante para el tipo de calidades que manejan. Estos comensales/potenciales compradores asociaran una agradable, con glamour, a la inmobiliaria y su producto. Finalmente, a aquellos que están interesados en el producto, se les acaba informando del mismo.

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